domingo, 1 de enero de 2012

Desbordado

Dame tu futuro
de aves negras y presagios
aunque sea solo un consuelo
y la ciudad cante y gire, cante y gire.
Y las nueces que las mujeres guardan
entre las piernas,
se quiebren, se quiebren, y algunas,
por primera vez, sangren
y la tuya esté entre esas,
esas que no sangran,
y no sea yo el que la quiebre
lleno de pasión, desbordante de amor.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Juventud

La trémula mano del anciano se estiró hasta donde pudo, hasta donde la artritis y la longevidad le dieron. El muchacho lo miró a los ojos y le dijo: "te regalo mi juventud", pero el anciano no la quiso, recordó que la juventud, como dijo Bolaño, es una estafa.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Sin espectáculos

Si te vas a suicidar, por favor, no te cortés las venas, es algo demasiado escandaloso. Tomate un frasquito de pastas, de esos que yo guardo en los cajones del baño, vos sabés cual, y te acostás, mi amor, y ahí te vas yendo, sin mucho espectáculo, yo voy a salir con la de siempre mientras tomas la decisión.

Dos horas después, él entró por esa puerta y ella le vació el revolver 38 corto que él había guardado en los cajones del baño. Eso sí, ella lavó todo, no le gustaban los espectáculos.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Infidelidad

Rueda por las tablas de esa casa colonial la mujer que deseaba tanto. Rueda y él también rueda sobre ella. Dejan el olor a sexo por toda la casona, y yo, desde las rendijas de la ventana del frente, los veo. Besan. Chupan. Cogen. Muerden. Agarran. Trepan. Voltean. Disputan posiciones. Cruzo la puerta y saludo a mi hermano, que vestido me espera en la sala. Mi mujer me besa. A él le doy un fajo de billetes y se va. Lo veré rodando otra vez el próximo viernes.

martes, 18 de octubre de 2011

martes, 30 de agosto de 2011

Ira

Una tormenta duerme sobre esa montaña verde. Nadie sabe los rencores que esa pacífica selva guarda bajo tierra.

viernes, 26 de agosto de 2011

Castigos

Lo reprobó con la mirada. Desde lejos, doña Martha le reprochaba los malos hábitos a su marido, como si se tratara de un niño. Después del regaño, él se fue triste para su cuarto. Se bajó los pantalones y esperó a que ella llegara a darle las tres palmadas merecidas por su mal comportamiento en la mesa.